Esta madrugada los mayores, en España, atrasaremos los relojes una hora, y he pensado...¿y si jugamos a atrasar el reloj muchos, muchos, años?.
¿Juegas?.
Te propongo el siguiente viaje en "tu máquina del tiempo":
Prográmala para ir hasta una ciudad llamada Siracusa (en la isla a la que hoy llamamos Sicilia). Tendrás que remontarte a más de 2000 años atrás.
Busca a un griego, amigo del rey Hierón, que se llama Arquímedes y pídele que te enseñe su reciente invento para ganarle la batalla a los romanos ( ¡es la primera catapulta! ). Puede que te enseñe cómo es su otro invento "para levantar cosas pesadas", o el que se utiliza para sacar agua del mar "sin mojarse los pies"...
¿A que es un inventor genial?.
Si eres de los pequeños del cole ¿te animas a ver una peli de dibujos animados sobre Arquímedes?
PINCHA AQUÍ y la verás.
Si prefieres ver un vídeo sobre máquinas como las de Arquímedes porque eres un poquito más mayor..
PINCHA AQUÍ.
¿Te picó la curiosidad y quieres saber más de Arquímedes?
Para los más mayores de casa
BIOGRAFÍA
¿No eres tan mayor pero quieres saber más de este griego tan guay?.Vale...te paso lo que encontré para ti ,como si fuese un cuento:
Arquímedes de Siracusa
por Pablo Zárate
El amigo Arquímedes, como muchos de
Uds. sabrán, nació en Siracusa allá por el año 287 A.C.; por aquel entonces
aquellas tierras formaban parte de la Magna Grecia.
Arquímedes estuvo ligado con las
ciencias desde pequeño, cuentan los cronistas que solía escuchar mucho a su
padre quien era un astrónomo muy respetado. Sin ir más lejos, fue su
padre quien logró hacerlo estudiar en Alejandría, donde permaneció por mucho
tiempo nutriéndose de saberes antes de regresar a su Siracusa natal.
Para el mundo de las ciencias y de
las matemáticas, Arquímedes marca un antes y un después porque fue el primero
en aplicar aquellos conocimientos a los hechos y problemas de la vida diaria.
Para que nos demos una idea, todos
los matemáticos griegos anteriores a él (Thales, Pitágoras, etc.) concebían las
matemáticas como una entidad abstracta que carecía de aplicaciones prácticas. Antes de Arquímedes, los
axiomas aritméticos, es decir los enunciados de carácter general, eran para
aquellos pensadores tan evidentes que no necesitaban demostración alguna.
Abro un paréntesis porque es
importante entender una cosa sobre los pensadores griegos.
Ellos dividían el pensamiento de la acción, es decir, todo aquello que se hacía
con las manos era en cierta medida despreciable; por este simple motivo, la
técnica no progresó del mismo modo que las ideas.
Esta es una de las explicaciones más simples por
la cual la tecnología como hoy la entendemos se asomó tan tarde en la historia.
Si los griegos hubiesen puesto la misma dedicación sobre las aplicaciones
concretas como lo hacían sobre los pensamientos abstractos, el presente sería
otro… tal vez mucho más parecido al futuro que nos prometían algunas películas
de ciencia ficción de la era dorada de Hollywood.
A través de elaborados cálculos
Arquímedes pensó y creó muchísimos aparatos, algunos de ellos bélicos y otros
no tanto. Por alguna extraña razón nunca se atrevió a dejar pruebas escritas de
sus invenciones, cuentan que solía quemar todos sus registros una vez terminada
la fabricación de alguna de sus ideas.
La única salvedad de la que estoy al tanto, fue la descripción de un
dispositivo capaz de imitar los movimientos celestes del sol, la luna y los
planetas.
Uno de los primeros hallazgos de
Arquímedes, fue la teoría que explica la mecánica básica de la palanca. Si bien
era cierto – decía Arquímedes – que un
individuo disponía de una cantidad restringida de fuerza, la distancia carecía
de fronteras y bastaba con fabricar una palanca lo suficientemente larga tirar
hacia abajo el brazo mayor para que del lado más corto pudiera levantarse
cualquier peso.
Conforme a este principio, la distancia se convierte en fuerza.
Dadme un punto de apoyo y moveré el mundo – Arquímedes.
Su descubrimiento más famoso trae
consigo una anécdota interesante.
Resulta que el rey Hierón le dio una suma importante de oro a un orfebre para
que este le hiciera una corona. Al tiempo de entregársela, el rey tuvo una
extraña sospecha porque pensaba que el orfebre podía haberse guardado parte del
oro que le había entregado y haberlo sustituido por plata o cobre.
Intrigado, entonces, el rey encargó
a Arquímedes a averiguar si la corona era de oro puro pero sin estropearla.
Hierón le puso la condición de que no destruyera la corona en el intento de
averiguar de qué material estaba fabricada. Un piola bárbaro…
Arquímedes, ante la imposibilidad
de romper o siquiera partir un pedazo de la corona para poder averiguar con que
material estaba realmente construido, entró en un estado de estrés significativo.
Le dio vueltas al asunto sin poder
llegar a una solución. El matemático sabía que el cobre y la plata son más
livianos que el oro, por lo tanto, si el orfebre hubiese añadido cualquiera de
esos metales, la corona ocuparía un espacio mayor que el de un peso equivalente
en oro.
Conociendo el espacio ocupado por la corona, es decir, su volumen; Arquímedes
podía darle una respuesta al rey.
El problema, sin embargo, era que
él no sabía cómo averiguar el volumen de un objeto sin transformarlo en una
masa compacta.
Hasta que un día, mientras
disfrutaba de un baño en un espacio público, Arquímedes advirtió que
cada vez que entraba una nueva persona al piletón, parte del agua se derramaba
por el borde. Gracias a esto pudo intuir que el volumen de agua desplazada
tenía que ser igual al volumen del cuerpo sumergido.
Estaba tan eufórico por su
descubrimiento que salió desnudo del baño y corrió hasta su casa gritando
“¡Eureka! ¡eureka!”.
Ya en su casa, llenó de agua un
recipiente, metió allí la corona y luego midió el volumen del agua desplazada.
Después repitió el mismo experimento pero con un peso igual de oro puro y
entendió que el volumen desplazado de agua era menor. Esto quiere decir que el
oro de la corona había sido mezclado con un metal más ligero, lo cual le daba
un volumen mayor, y hacía que la cantidad de agua que rebalsara fuera también
mayor.
El rey ordenó la ejecución del
orfebre.
En el año 218 A.C. Cártago y Roma
se declararon en guerra. Aníbal invadió
Italia y todo indicaba que iba a destruir Roma.
Si bien Siracusa se mantuvo neutral, al morir Hierón, los soldados cayeron
rápidamente a la ciudad.
Arquímedes, ya anciano, se
encontraba resolviendo un problema matemático mediante gráficos que hizo en el
suelo cuando de la nada un soldado le ordenó que se rindiera.
El matemático no le prestó mucha atención y le dijo que vaya a molestar a otro.
La espada del soldado puso fin a la
vida de Arquímedes de Siracusa.
¿Te gustó?. Tú también puedes ser un inventor ,¿lo sabías?. Dentro de ti está TODO lo que necesitas...Sé constante y ya verás...
El próximo día experimentos ¿de acuerdo?.
¡Hasta pronto!